Quijotes desde el balcón

miércoles, 16 de junio de 2010

La inspiración de Marcos





La inspiración es oscura, como el fondo de un pozo. Se acompaña casi siempre de la soledad. Nunca se habla tan bien de la sabiduría como cuando se acompaña del pozo para ser su envase. Si me convertí en escritor fue porque una vez pude huir de todo y refugiarme en su profundidad, con la inspiración misma, en completa soledad. Salir de allí me produjo dolor y hoy, al cerrar los ojos, vuelvo mentalmente a aquel estado. Al abrirlos nuevamente, escribo… Esta ha sido mi vida.

“Vivencias”, de Marcos Robles
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Todos aguardaban con impaciencia el desenlace y algunos esperaban lo peor. La voz tranquilizadora gritó desde dentro:
- ¡Está vivo! ¡Vamos! ¡Subidnos!
Cuando lo sacaron de aquel agujero sus ojos estaban llenos de lágrimas. Todos pensaron que por la alegría de verse libre…
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Habían sido las fiestas del pueblo y el pequeño Marcos jugaba con sus amigos en una vieja construcción ferroviaria. El túnel que debía unir su localidad con la vecina por debajo de aquella loma había quedado olvidada por falta de presupuesto y la línea dio un rodeo, buscando un menor coste económico. Como casi siempre ocurre, los grandes proyectos abandonados dejan tras de sí una extraña estampa, casi dantesca, siniestra y misteriosa. Y en ella quedaron atrapados aquellos niños, movidos por la indomable curiosidad infantil que sus apenas diez años llevaban aparejada.
Entraron por la boca del túnel y, en un momento dado, empezaron a tomar el camino de los respiraderos construidos para la ventilación, sin saber que estaban tomando involuntariamente quizá un camino sin retorno. Las paredes, siempre ya oscuras, eran también cada vez más polvorientas y angostas. Respirar se hacía duro, no sólo por la falta del vital oxígeno sino también por la excitación que sus pequeños corazones padecían al caminar, con cada paso, a la consecución de su objetivo, viviendo aquella aventura.
Uno a uno, presas del miedo y la desconfianza, los amigos de Marcos fueron abandonando la empresa, y regresando sobre sus pasos mientras aún recordaban el camino de vuelta. Pero él quiso seguir un poco más, y algo más aún… Cuando llevaba casi una hora caminando por las entrañas de aquella montaña, Marcos ya estaba convencido de que tendría que salir por el lado opuesto al que usó para entrar. Soñó despierto con monstruos y extrañas formas de vida, semejantes a las también imaginadas mucho antes por Julio Verne en su viaje. La linterna cada vez cumplía menos con su cometido; su luz era por momentos más pálida, hasta que el color amarillento de su haz daba a entender que las pilas se agotaban, como también se iba agotando la energía del pequeño aventurero que la portaba.
Marcos decidió tomar una pequeña galería y escuchó un ruido tras el cual se estremeció, pero que no era más que un murciélago. Dio varias vueltas sobre sí mismo, y esto terminó por desorientarle totalmente. Fue entonces cuando el miedo terminó de apoderarse de él y corrió a gatas por la estrechez de aquel tubo hasta un lugar que aparecía tenuemente iluminado. Allí pudo ver que se encontraba en la profundidad de un pozo; seguramente aprovechado por los ingenieros para dar ventilación al túnel del ferrocarril que nunca llegó a circular por aquel lugar.
El pequeño entonces advirtió que se encontraba perdido. Era muy difícil regresar por el mismo camino, puesto que ya había olvidado el modo en el que alcanzó aquel punto concreto del interior de la tierra. Su linterna ya había quedado en silencio también y sólo cabía esperar que alguien atinara con su paradero cuando sus amigos dieran la alarma y en casa lo echaran en falta.
Marcos advirtió que no había nadie, esta vez de verdad. Notó que nada podía interferir ahora en sus pensamientos. Y se puso a pensar… En Dios, en su familia, en el colegio, sus profesores y sus amigos. Reflexionó sobre el significado de la vida y en lo difícil que resulta ser un aventurero cuando no se conoce bien el suelo que se pisa. Pensó largo rato, pero alcanzado un momento sólo podía fijar su mente en la extraña hermosura que había a su alrededor.
El pequeño descubrió la belleza de la soledad y que esta puede ser un buen aliado. Por su mente pasaron mil cosas. Demasiadas para un niño. Amores, intrigas, luchas, odio, celos… Su pequeño universo de juegos infantiles y patio de colegio se agrandó hasta un límite desconocido para él. Durante una noche completa Marcos descubrió la inspiración y alcanzó a ver más allá de sus propios ojos, solo en la profundidad de aquel pozo, hasta que en la lejanía vio que volvía a amanecer por el orificio superior y se escuchaban voces que pronunciaban su nombre junto a ella, aunque él no quiso responder, como si no quisiera salir de allí.
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Los hombres del pueblo se pusieron a buscar cuando los compañeros de Marcos dieron noticias sobre su propio miedo y el fracaso de la expedición. Ofrecieron referencias sobre la misma, esa misma tarde, entre llantos y gritos acelerados. Todos se organizaron para buscar a Marcos. Algunos incluso se adentraron por el lugar en el que todo comenzó, pero al anochecer dieron media vuelta, confiando en una mejor solución y con el objetivo de no hacer mayor la tragedia.
Uno de los vecinos había trabajado en la construcción de aquellas galerías y conocía la existencia del pozo que podía proporcionarles otra opción.
- Fue el último punto al que llegamos -señaló-. No se tuneló más. Como mucho habrá llegado hasta ahí.
Se consideró una buena noticia y rápidamente se puso en marcha el rescate, con las primeras luces del día. Con una enorme polea se deslizaron dos de los vecinos en busca de Marcos. Mientras aún había buena luz, ambos se miraron con resignación, dándose mutuamente a entender que quizá ellos iban a ser heraldos de una muy mala noticia. Hacia la mitad del pozo, uno de ellos vio con mucha dificultad a Marcos abajo, acurrucado en el fondo. Lo anunció, advirtiendo que el niño no se movía, pero que estaba en la profundidad.
Todos aguardaban con impaciencia el desenlace y algunos esperaban lo peor. La voz tranquilizadora gritó desde dentro:
- ¡Está vivo! ¡Vamos! ¡Subidnos!
Cuando lo sacaron de aquel agujero sus ojos estaban llenos de lágrimas. Todos pensaron que por la alegría de verse libre. Permaneció en silencio largo tiempo y siguió haciendo después su vida normal. Nunca habló de lo ocurrido aquella noche en el pozo. Un tiempo corto para casi todos, pero eterno para su familia y quizá para él… o quizá no. Marcos amó la soledad mucho más a partir de aquel momento, y era fácil encontrarlo en su habitación, con la luz encendida, los ojos muy abiertos y pensando. Al instante corría hacia su libreta y anotaba todo cuanto se le venía a la imaginación.
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Marcos acaba de presentar su décimo libro. Es un autor reputado, y cultiva la narrativa, la novela, el misterio y el terror con maestría. Es un hombre normal. Reconoce que la inspiración llega cuando es el momento, nunca antes ni después. Nunca relató su aventura a nadie pero en uno de sus libros aprendí su historia.

4 comentarios:

Nono Vázquez dijo...

Espero que os agrade mi rayada "pocera". Saludos.

Anónimo dijo...

Estupendo, como siempre...

ruyelcid dijo...

No hay que irse a Berlín, Suecia, Madrid o Viena... Alcalá La Real tambien tiene sus pequeños geniecillos locales.

Me ha gustado mucho, sobre todo como marca de por vida en la forma de actual y ser, en general, en el personaje el desarrollo de los acontecimientos.

ruyelcid dijo...

la forma de "actuar" (perdón)

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