Quijotes desde el balcón

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lunes, 30 de abril de 2018

Into dust (En polvo)

por Pilar Gámez

Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan)
Antoine de Saint-Exupéry, El principito


Empezamos cada día
al son que el mundo nos va marcando,
cubierto nuestro rostro y nuestra alma
de máscaras que nos mienten al avanzar
y con el niño que fuimos al comienzo
impresionado en el corazón.

Mi impresión

por Claudia I. Sánchez

Es un espejo que se balancea
tal plateada bandeja
y se acerca y se aleja
en él se refleja la panacea
el tiempo joven y viejo

Un espejo que gira
y en su juego,
se imagina estrellas
de Júpiter a Casiopea
al cielo asemeja
la noche tintinea.

domingo, 29 de abril de 2018

Poetas sin nombre

por Jorge Romero

Pasará algún día cuando pase,
que no se sacien de agua las aceras
con la tinta que dejaron esparcida
los remeros sin nombre de la idea,
los mismos que amarraron con su nombre
la barca de  aquellos que amaron y se fueron.

Cenicientos

Por Raúl Góngora

(5) Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.(6) Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, (7) y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte.
(Jn 20, 5-7) 
Aquella noche, cargada de felicidad externa en el rostro de algunos y dudas, temor y atisbos de desconfianza en otros, Pedro llamó aparte a Tomás en el rellano de las escaleras de la entrada al edificio donde Jesús celebraría la cena con sus apóstoles.  
- Tomás, ¿está todo?
- Si, Simón Pedro tal como acordamos. El mejor retratista afín a los nuestros está avisado y el agua con limón y adormidera perfectamente preparada para los cambios de guardia.
- ¿Está al tanto de la costumbre y tradición del sudario? No podemos cometer ningún fallo en esto, Tomás, todo nuestro legado está en juego.
- Tranquilo Simón, me ha comentado el artista que tiene ya la ceniza pasada por el mortero y que su mezcla con sangre animal, en este caso humana, ya la había probado antes en alguno de sus lienzos.
- Respiro con fe, Tomás, al escuchar esas palabras de tu boca -le susurró Pedro con los labios temblorosos y mirando al frente para que nadie se percatara de esa conversación cruzada-. Yo por mi parte, ya he hablado con mis dos primos maternos, fuertes como diez legionarios, para empujar la roca del sepulcro una vez se hayan caído los guardias tras beber la adormidera. 

Espacio profundo

por Alfredo Luque

Tenía la impresión de que su pequeña huella indeleble, se posaba aquella tarde sobre la mesa del café. La taza a medio beber, dejó la huella impresa, marrón y agridulce con el regusto del negro elixir, en el mantel imitando el papel. El cielo visto a través de la ventana-escafandra era de color de tornasol y mientras las musas decidían que hacer con él, apuró la taza para ir a levantarse del asiento del copiloto y perderse en la distancia que separaba aquellas ventanas de las mesas clavadas al suelo; de aquella atmósfera atormentada y eléctrica a punto de estallar en una cortina de lluvia fresca y suave. Primaveral.

¡Despierta a papá!

por Rafa Vera

Lucía corrió asustada, acababa de ver perfectamente una cara más que familiar justo tras la ventana que daba a la avenida principal. No hubiera sido extraño años atrás, cuando vivían a las afueras, pero era estremecedor en el piso 53 de aquel rascacielos.

Corrió cuanto sus pequeñas piernas daban de sí, con toda la soltura de una niña de cuatro años. Presa de pánico gritaba:
- ¡Papá, despierta!
El balcón estaba abierto de par en par. El miedo le impidió frenar a tiempo y cayó al vacío
- ¡Papá, papá!
Mientras veía como se acercaba al suelo sólo podía pensar en una cosa: "No puedes estar tras la ventana, estás dentro. Yo te he visto dentro, he hablado contigo. No puedes estar tras la ventana. Prometo recordar tu nombre".

Uriel


Cuando su piel ya olía a quemado y las llamas amenazaban con penetrar en sus venas, comprendió que los seis morirían por lo mismo aquella mañana.

Francisco de Goya
Escena de la Inquisición (1814-1816)
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Un poco antes, camino del patíbulo, Uriel Eraso solo levantó la mirada dos veces. La primera para comprobar que tras tres días completos sin verlo, el sol caía a plomo en el mediodía de su Córdoba natal. La segunda para otear en la lejanía el destino que le aguardaba, y que compartiría con los otros cinco. Cadalso listo, para el auto de fe que el obispo había señalado como el despertar para la salvación de seis indignos, que hallarán la paz de Dios, al que negaron, con la purificación del fuego celestial. Cientos de ruidosos espectadores aportaban al acto la necesaria tensión de gritos, insultos y exabruptos, más propios del ambiente tabernario que de la solemnidad que el bien alimentado señor obispo pretendía siempre que echaba mano de la capa roja de santificar.

You are (Eres)

por Robert Andrews

You are
I see you
I see you every day
You have many secrets to share with me but I don't know where to find them
You are magnificent
You aré mysterious
I am a man, made from skin, bone, blood
My time here is finite, short
You are made from the Rock and stone of your mother, the Earth
You are the past, the present and the future
You are magnificent
You are mysterious
You are La Mota


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