Quijotes desde el balcón

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viernes, 22 de diciembre de 2017

Pura

por Mari Carmen Arenas

El malvado es inflexible en sus decisiones, el justo examina su propia conducta.
Proverbios 21:19

Hay tantas despedidas como personas pasan por tu vida. Tan diferentes y variadas como la climatología estacional; como los colores,los sabores o texturas;tantas y tan variadas como la diversidad que gobierna nuestro mundo. Sin embargo, pese a que todas son únicas, las amargas son las que nos acompañan durante el resto de nuestros días.

Volveremos a encontrarnos

por Pilar Gámez
Soy tu amo..., eres mía.
Parece que no puedo poseer tu alma
sin perder la mía.
Forastera, Diana Gabaldon
La noche del ritual de los sueños compartidos, Wakanda, la de poder mágico, compartió con el resto del clan uno de los sueños que más recientemente había tenido y que la había inquietado como hacía mucho tiempo que ningún otro sueño lo había hecho. Era la pupila del chamán. Sus cualidades, así como el hecho de ser una elegida del Gran Espíritu, la habían convertido en un miembro reconocido del clan Águila, perteneciente a la gran nación iroquesa, desde muy temprana edad.

Dije adiós en verano

por Ricardo San Martín

Las cosas importantes de la vida se aprenden sin querer y a veces por casualidad.

Yo no quería ir a Villarcayo, aquel pueblo de Burgos, a pasar el verano del 58, fueron las circunstancias las que me obligaron a ello. Mis padres se iban a trabajar dos meses a los hoteles en Mallorca; así pues, me enviaron con mi hermana Alicia al pueblo de mis abuelos. Con lágrimas en los ojos me despedí de mis padres en la parada de San Antón:

El vago Jiménez

por Rafa Vera

Juan Antonio Pedro y Pablo Ángel María Jiménez Solariego era un personaje como pocos. Era vago. No, vago no, era la vagancia en persona. Era Jiménez a secas. Solía decir que de esa manera, cada vez que lo llamaran, pensaría que era a sus hermanos o a su padre, y se ahorraba girarse.

Es por eso que estamos aquí, celebrando este galardón que se le ha otorgado de manera, pienso, más que merecida.

Adopción sin retorno

por Marina León
- ¿Seguro que no aceptan animales?
- Que no, papá, fue lo primero que preguntamos. De todas formas, ya es demasiado tarde, ¿no crees?
Blas no se rendía ante la realidad. Muchos de sus amigos habían acabado en residencias de mayores, sitios alejados de sus familias y amigos. Esos lugares donde los mayores eran aparcados para quitárselos de en medio, como si fueran viejos muebles que ya no encajaban en la nueva decoración de las vidas de sus hijos. Él siempre había criticado los asilos y no se veía viviendo en uno de ellos. Hasta hoy que, junto a su hijo, sentado en el asiento del copiloto, se dirigían hacia la residencia donde seguramente Blas pasaría el resto de sus días.

Reconciliación, pasado y presente

por Merce López

Un brusco frenazo sobresaltó a Hellen, tanto que casi cae de bruces con la persona que iba sentada frente a ella.

Al pronto no sabía dónde estaba. Pero no tardó en ubicarse. Estaba dentro de aquel tren al que había subido tres días antes. Frente a ella iba un crío de unos seis años con cara algo pecosa y mirada pícara, que la miraba descaradamente; y a su lado, la madre del crío mirándola entre preocupada y curiosa.

Olmo seco

por Jorge Romero

En esa línea oscura, que derrama
tu cuerpo tardío, desde mis ojos
hasta lo más alto del pensamiento,
hay un espacio que nos conecta,
como una despedida sin nombre,
una zona incolora que sólo
muestra el lugar donde me hallo
dedicando mi tiempo a la tardanza,
y a vagar sin nada, por no querer borrar
de mis retinas el brillo parco
ya de tus hojas silenciadas.

Campanilla y Colino

por Colorado Jim

Era mediado de Diciembre y el valle hacía unos días que se había cubierto con un manto blanco, dando la bienvenida a la Navidad.

Manuel, que así se llamaba el padre, se había levantado para encender la lumbre, ya que en el interior de la casa hacía bastante frio. Soplaba la poca llama que salía, cuando a sus espaldas oyó unos pasos que al momento los asoció con los de su hija.

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