Quijotes desde el balcón

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Prohibido No Fumar





Sentía el peso de la persecución en sus piernas mientras el corazón le martilleaba en el pecho, sofocado por la no falta de aire. Sentía el aliento furioso de la turba que lo acosaba con gritos ensordecedores y sentía el yugo de la no prohibición en lo más profundo de su remordimiento.

No había fumado, y lo que es más, no lo había hecho en un lugar público. Y ahora los fumadores lo perseguian para darle su merecido. Se arrepentía, sí, pero ya era demasiado tarde. En este futuro no hay segundas oportunidades, no hay multas, no hay reprimendas. Si incumples la no norma, serás castigado. Y te dolerá.
Ya no quedaban muchos como él, personas que no fumaban, especie en extinción desde la instauración de la no prohibición. No quiso encender aquella pipa que le ofrecieron en el hall de aquel local de moda, lugar al que se acudía para calmar las ansias de la no adicción. Nunca había fumado, se notaba a la legua, y no quiso darle unas chupadas rápidas, excusándose diciendo que tenia que ir al labavo. Y allí, en esa falsa seguridad del urinario, pensó que podría escabullirse sin más y lo hizo: ¡Se largo por la ventana, sin fumar! Total, quien se iba a dar cuenta al fin y al cabo en un lugar lleno de fumadores...
      Pocos minutos despues estaba corriendo. Y lo hacía para salvar su vida. No fumar y matar se habían convertido en sinónimos con el paso del tiempo, generado un sentimiento intolerante hacia los que no fumaban. Las muertes causadas por el tabaco se habían reducido en una quinta parte, en pos de otras más comunes como el linchamiento. El No Fumador corría, con la desesperación tatuada en el rostro, tratando de respirar, pero sus pulmones no funcionaban con la eficacia de los de sus perseguidores. A cada metro que avanzaba perdía terreno. Parecia que retrocedía en lugar de ir hacia adelante...
Cuando al final le atraparon suplicó entre lágrimas y pidió perdón. La turba no escuchaba, no sentía, no perdonaba. El No fumador pereció bajo los golpes y los gritos y su cadaver fué colocado en lo alto de un poste, con el pecho abierto en canal, mostrando unos pulmones, rosados y limpios, de forma bien visible, para escarmiento de los demás no fumadores. Amanecía lentamente en aquel futuro mientras miles de cadáveres se pudrían allí en lo alto de los postes...

1 comentario:

ruyelcid dijo...

Me hizo mucha ilusión que al final vinieras, y te sacarás ese AS bajo la manga...

Me encantó ese toque de frescura mordaz que le diste a la reunión..y la gente estaba entusiasmada con tu relatillo.

Un abrazo!!!

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