Quijotes desde el balcón

miércoles, 26 de febrero de 2014

RAÍZ


Su alma se colmó de lágrimas y sonrisas ansiosas.


Sira, no pudo evitar que su cabeza se llenara de imágenes que en forma de flases recorrían miles de kilómetros; Bamako, Tombuctú, Adrar, Béchar, ...

Bordear Marruecos, y entrar en él hasta divisar las puertas del cielo, el cielo que cientos de compañeros de viaje, de su ciudad natal, y de las ciudades que había ido atravesando le habían contado que existía. Al otro lado de la telaraña maldita. Así llamaban los inmigrantes de todos los rincones de África a las vallas metálicas de alambradas con espinos y olor a muerte y esperanzas rotas que bordeaban la ciudad de Melilla.


Sira, pasó todo el alba mirando desde un montículo lejano aquellas alambradas que parecían la boca del infierno y ella simplemente un simple cervatillo dispuesto a ser la cena de esos afilados colmillos. Cientos de imágenes de su trayecto hacía “esa alternativa” martilleaban su cerebro…



El trayecto fue un suicido con un anhelado final feliz. (Foto: http://www.invisible-dog.com/)



Pero si había algo que no podía soportar, que le recorría cada gota de sangre de su cuerpo, cada amago de lágrima, cada suspiro pegajoso de polvo y arena, y cada segundo de sus pensamientos. Era su casa, su gente; la ciudad que la vio nacer y crecer, sus colores, sus rincones, su sabiduría, su pueblo, su familia, sus enseñanzas, sus libros viejos, el olor de sus páginas, la fuerza de sus palabras, y los viajes que éstos inyectaban en su mente, en su corazón. Era TOMBUCTÚ.



Las calles y casas donde crecí, jugué, viví (Foto: National Geographic)



Mis libros, su olor, su sabiduría, sus verdades por descubrir. (Foto: National Geographic)



Mis tradiciones, mi historia, mis ancianos, sus leyendas, mi hogar. (Foto: National Geographic)



TOMBUCTÚ (Foto: http://www.worldnomads.com/)



Sira, actualmente vive en Tombuctú, con sus tres hijos y dos hijas, que continúan, gracias a su madre, la tradición de historiadores y cronistas de la ciudad;  llenos de sabiduría, de viajes (leídos) de leyendas aprendidas y de tradiciones asumidas.

Sira, no saltó.


                                                                                 (A los que se quedan...)







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay otros mundos en este.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Muy doloroso y parece que no le ponemos remedio. Me has recordado la película "14 kilómetros".
Com ya han comentado, hay otros mundos y que además, los ignoramos.
Besicos muchos.

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