Su alma se colmó de lágrimas y
sonrisas ansiosas.
Sira, no pudo evitar que su
cabeza se llenara de imágenes que en forma de flases recorrían miles de
kilómetros; Bamako, Tombuctú, Adrar, Béchar, ...
Bordear Marruecos, y entrar en él
hasta divisar las puertas del cielo, el cielo que cientos de compañeros de
viaje, de su ciudad natal, y de las ciudades que había ido atravesando le habían
contado que existía. Al otro lado de la telaraña maldita. Así llamaban los
inmigrantes de todos los rincones de África a las vallas metálicas de
alambradas con espinos y olor a muerte y esperanzas rotas que bordeaban la
ciudad de Melilla.
Sira, pasó todo el alba mirando desde un montículo lejano aquellas alambradas que parecían la boca del infierno y ella simplemente un simple cervatillo dispuesto a ser la cena de esos afilados colmillos. Cientos de imágenes de su trayecto hacía “esa alternativa” martilleaban su cerebro…
El trayecto fue un suicido con un anhelado final feliz. (Foto: http://www.invisible-dog.com/) |
Pero si había algo que no podía soportar, que le recorría cada gota de sangre de su cuerpo, cada amago de lágrima, cada suspiro pegajoso de polvo y arena, y cada segundo de sus pensamientos. Era su casa, su gente; la ciudad que la vio nacer y crecer, sus colores, sus rincones, su sabiduría, su pueblo, su familia, sus enseñanzas, sus libros viejos, el olor de sus páginas, la fuerza de sus palabras, y los viajes que éstos inyectaban en su mente, en su corazón. Era TOMBUCTÚ.
Las calles y casas donde crecí, jugué, viví (Foto: National Geographic) |
Mis libros, su olor, su sabiduría, sus verdades por descubrir. (Foto: National Geographic) |
Mis tradiciones, mi historia, mis ancianos, sus leyendas, mi hogar. (Foto: National Geographic) |
TOMBUCTÚ (Foto: http://www.worldnomads.com/) |
Sira, actualmente vive en Tombuctú, con sus tres hijos y dos hijas, que continúan, gracias a su madre, la tradición de historiadores y cronistas de la ciudad; llenos de sabiduría, de viajes (leídos) de leyendas aprendidas y de tradiciones asumidas.
Sira, no saltó.
(A los que se quedan...)
2 comentarios:
Hay otros mundos en este.
Muy doloroso y parece que no le ponemos remedio. Me has recordado la película "14 kilómetros".
Com ya han comentado, hay otros mundos y que además, los ignoramos.
Besicos muchos.
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