micro-relato por Enrique Hinojosa
Esa cruz que me invita al soliloquio,
enlutada de blanco y de misterio,
que redime en su brújula silente
la piedad boreal. A esa cruz
amamanta de savia este poema.
Ese viejo que acecha en las esquinas,
canecido de arrugas y de campanas,
que medita en su rezo deslabiado
letanías latinas. A ese viejo
acompaña en silencio este poema.
Rafael Hinojosa Serrano
(Inyectando poemas, extracto)
Tiene una cana por cada mala noticia.Tiene una arruga por cada miseria. Confía sus pasos en un bastón desgastado. Anda despacio. Ochenta y dos años, artrosis, prótesis de cadera. Sobre una tabla dura y seca de una iglesia dura y seca se arrodilla frente a la cruz.
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