Mi mejor fotografía también fue la más  difícil.
Primero buscar  el emplazamiento. Eso no me costó mucho. En Almería tenía todo lo que  buscaba y más. Tuve suerte de dar con unos días húmedos y sin viento, que le dieron  a la foto un aspecto más... real.
En segundo lugar buscar a los modelos. La  verdad es que casi daba lo mismo que fueran unos u otros, así que me  decanté por mi amigo Jacinto y su hermano, ambos de metro ochenta, que  le daban un aire más profesional al disfraz.
En una tienda de todo a cien encontré el  resto de atrezzo: banderas, lonas, cajas vacías y latas. Con todo eso y  la arena propia del desierto en el que me encontraba tenía ya un  escenario exactamente igual al que había en mi cabeza.
Ahora sólo faltaba esperar que se hiciera  de noche. En la penumbra y con un par de focos bien colocados la imagen  era perfecta, así que me dispuse a disparar.
Con al menos cuarenta fotografías volví a mi  estudio para darles una limpieza de cutis digital.
Al final de entre todas me quedé con dos.  Magníficas para mi gusto.
¿Que dónde está la dificultad? Bien es cierto que apenas me  costó un par de días, un par de cervezas y un par de euros hacer esas  fotos; lo que realmente me costó trabajo y esfuerzo fue publicarlas.
Tardé lo mío, todo hay que decirlo: ir de  una agencia a otra, de un periódico a otro, pidiendo favores a antiguos  jefes y compañeros de trabajo, etc... pero por fin pude hacer mi sueño  realidad y vi mi foto publicada en primera plana.
¿Que qué foto era?
Caramba, ¿Todavía creéis que la NASA puso al  primer hombre en la luna?
 
 
1 comentario:
Es lo que tiene los medios de comunicación que están a merced de las presiones estatales...
Ya solo faltaría que EL PENE de Rasputín, que tan bien conservado guardan en cierto museo ruso, no fuera el suyo y fuera un pene de burro o caballo percherón que se estila más por allí.
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