Quijotes desde el balcón

jueves, 14 de noviembre de 2013

Lunático

(leer en el blog del autor)

...vivo en la Luna...
Vivo en la Luna. Muchos me instan a que regrese al planeta Tierra, a la civilización. Pero yo prefiero vivir en la Luna. Por mucho. Por demasiado. De la Tierra poco o nada me atrae, porque gracias a sus cosas yo emprendí este viaje de ida. Ahora ya mi casa es esta, y eso de vivir con los pies en la Tierra, lejos de tranquilizarme me enerva aún más.

Entiendo que tú prefieras tu planeta azul. Hay agua, el viento corre y te da en la cara, puedes escuchar la música, oler las flores y hasta saltar sin miedo a quedar varado en medio de la nada. A un día lluvioso sigue uno soleado, y la tierra húmeda es una fuente inagotable de alimento, de vida… Hay animales, que te dan compañía, y otros seres humanos. Muchos de ellos te ayudan, y la mayoría te dan problemas. Pero también los necesitas, porque sin ellos la Tierra sería aburrida.

Yo necesito, como tú, la música y los colores, pero aunque no los consigo encontrar, por suerte me los traje conmigo. Cerrando los ojos, aspiro y puedo oler, y hasta casi degustar, al igual que tú lo haces. Cuando me quedo mirando fijamente hacia el espacio en una noche oscura me parece oír los motores, el ruido de las ciudades, el pulso de la humanidad, pero al cerrar los ojos me sumerjo en mi silencio y recupero los que quiero, como si tuviera un filtro para seleccionarlos. Soy un privilegiado por ello.

En la Luna también puedo amar, puedo perdonar y puedo ser perdonado. Puedo equivocarme y volver a empezar. Porque aquí no hay rencores ni cuentas pendientes. No hay más reto que llegar a mañana. No hay esfuerzo, porque tampoco hay relajo. No te envidio porque vives en una casa, rodeado de vecinos, luces llamativas y lugares de diversión. En mi pedacito de existencia yo los fabrico a mi antojo, y en ellos pongo a quien quiero. A veces tú estás también, así que, a mi manera, me ahorro eso de echarte de menos.

Vivo en la Luna, pero no te esfuerces en compadecerme. A mi modo soy feliz, y hasta me atrevo a vivir otras vidas, porque ser un lunático me lo permite. Cuando quieras venir, hay sitio de sobra. La Luna es infinita, y basta con encontrar el sitio. Hay muchos, además, como yo. Cuando llegues, pregunta por mí. Si te atreves a explorar, pronto darás conmigo; me encontrarás en la cara oculta.

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