Re-ilusionado, como cada mañana |
Según su ritual de los últimos meses, Elías subió lentamente la persiana para no despertar aún a los otros, se estirazó durante varios segundos, observó fijamente el estado de su tejado, comprobó el frío propio de la época del año, y sin más, aún en pijama, bajó a saltos los cincuenta y seis escalones que lo separaban del exterior y de su pequeño y anhelado maná
El maná no existe (foto extraída de @nuriacarbo) |
Esperanza, lo llaman algunos...
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