Quijotes desde el balcón

martes, 13 de mayo de 2014

El valor de ser

Relato de Alberto Ruiz

...hace ya tiempo que quiero ser...
Hace ya tiempo que quiero ser y recuerdo cuando mi madre me decía que tenía que serlo.

- María, tienes que ser más amable con todos, es la única forma de encontrar amigos- decía mi profesora de párvulos. Insistía mientras yo me peleaba con mi prima de tres años por arrebatarle mi juguete preferido, era mío solo mío.

- María, no puedes contestar a las personas mayores, es de mala educación- decía mi abuelo. Yo mordía mi labio inferior con tanta fuerza que dejé de sentirlo por unos instantes después de que la rabieta hubiera cesado. Tenía la certeza de que todos iban en contra de mí, pero no pude soltarle ni una palabra más a esa severa y anciana mirada de José. Más que una mirada, un punto y final.

- Esta niña nunca dejará de decir mentiras- decía mi madre. Cada vez que yo inventaba una excusa, como aquella en la que el reloj se paraba y no podía llegar a tiempo a casa después de jugar en la calle. O esa otra en la que mi perro confundía mis deberes con una suculenta pata de jamón, o aquella en la que mi hermano siempre era el ejecutor de todos los malévolos planes para destruir el jarrón chino del salón, la vidriera del pasillo o ese retrato sobre la mesa del escritorio de papá.

Hoy paseo por estas calles de noche, silenciosas y tranquilas. Me detengo frente al banco de la esquina y miro su frío cristal que separa a la luz amarillenta de la farola de la oscuridad que alberga el habitáculo. El vidrio me devuelve el reflejo de una persona que quiere ser solidaria, que quiere ser honesta, que quiere ser tolerante, que quiere ser respetuosa. Un momento después alguien entra a sacar dinero, la luz se enciende. Deja ver la imagen de cuatro o cinco cuerpos que se agrupan en el suelo dormitando y que ahora son improvisadas vallas para el señor que, temeroso, va saltándolas en busca de su dinero. 

La luz se vuelve a apagar, de nuevo mi cara queda dibujada en el liso vidrio. ¿En qué parte del camino perdimos el valor de ser?

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