Quijotes desde el balcón

lunes, 1 de noviembre de 2021

La Muerte (Lourdes Siles Atienza)

 










La muerte forma parte de la vida. Y qué bonita forma tiene la  muerte de decirnos que nos espera. 

Nos da toda una vida de experiencias, ilusiones, desengaños,  conocimiento, aprendizaje y crecimiento, para después  arrebatárnoslo poco a poco con el paso de los años. 

Nos enseña a vivir para después tener que aceptarla, sin estar  preparados, sin saber cómo va a ser, sin saber qué hay detrás. 

En esta dualidad continua, en un extremo a otro, que oscila sin la  menor importancia, porque a la muerte no le importa quién seas,  no le importa qué hagas, no le importa que te dejas por hacer o a  quién te dejas. 

La muerte no entiende de sentimientos humanos, porque ser  humano no forma parte de la muerte. 

La muerte nos humilla, quizás en nuestro peor momento, o nos  adentra en uno de ellos. 

La muerte no se arrodilla nunca, porque siempre gana, y decidió  que la vida triunfase, aparentemente, unos años más.

La muerte nos olvida, nos hace recuerdos, nos guarda en un  historial del que nuestra descendencia partirá, y jamás se  detendrá.

Esa esencia tan propia de la muerte... 

Desconsuelo 

Tristeza 

Melancolía 

Eternidad... 

Ese sentimiento de eternidad inmundo que te vuelve loco, que te  rompe, que te hace aterrizar en la realidad, en la desesperación de  no volver jamás, a abrazar. 

Si la muerte me promete ser mejor que la vida, cosa que  desconozco, me entrego a ella eternamente. 

Siempre que no me espere otro concepto abstracto del que no esté  preparada, como cuando decidió darme la vida. 

Para después quitármela.

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