Quijotes desde el balcón

lunes, 1 de noviembre de 2021

Mátame (Sandra Quero)

 

Estás temblando, lo sé. Tienes tanto miedo de entrar en mi mundo como yo de que te acerques. Me contaron historias de muerte y de cómo la piel se desprende y deja en el proceso andrajos, podredumbre y cuencas vacías llenas de ojos feos. Tengo unas manos que se vuelven ramas, alimento a la lumbre para no besar ranas ni sucumbir ante desnudos cuerpos de seres inciertos que vienen a vernos desde el averno. 

Territorio mío, desierto sombrío… Estás temblando ¿Y yo qué? Sudo al percibirte en la oscuridad de mi mente, susurras como un dragón amable a mi espalda para que no huya…vienes a hacer tu trabajo, pero esto no es un simple tajo, pues quienes te envían no te dejarán regresar sin el diamante entre las manos.

Me abrazas con la electricidad de la tormenta y mi humanidad te derrumba, pues el calor de los cuerpos a ti te hace sentir culpa. Persona imperfecta, a veces con la piel infecta, me corrompo entre mis congéneres, pero sigo firme en pisar la arena para sentir entre mis dedos como se hunde.

Te despliegas ante mí como el abanico de la Geisha que tal vez fui, me llamas con dulzura desde la luz de ese túnel y yo me río ante el espejo de las verdades que se funden. Los reflejos ensimisman, atraen como dulces viandas en mesas de manteles claros…y créeme que deseo tanto extender la mano para acercarme a tu almíbar, que me da miedo.

Te muestras erizando mi nuca, cuando camino entre las ruidosas calles y una chispa oscura rebota sobre la luna de los automóviles. La noche nublada me impulsa a caminar rápido, sintiendo tu paso entre el humo de las aceras. Puedes seguirme cuántas veces quieras y hacerme sentir como si nada mereciera; puedes hacerlo porque es más fácil dañar. Me da miedo, como un vacío en el estómago que se expande hasta la boca. Pero el miedo no lo es todo. 

Voy a girar sobre el hielo de las cunetas, para que mi obstinación te haga escapar… guardaré tu voz en una bolsa plastificada para lanzarla al vacío de la descomposición. Ahora ya sé de dónde vienes; eres el germen de la envidia y el miedo. Los ojos que se ocultan tras el cristal y los tapices de algodón translúcidos. Los labios que susurran con la arrogancia del chasquido. El dedo que señala y el hígado en cólera que apuñala.

Mátame una y mil veces, llévame entre rumores recelosos…pero seguiré viva.


                                                                                 Soñar con sombras negras: tu lado más oscuro

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