No se como lo has conseguido pero
no imagino pasar el resto de mi vida con otra persona que no seas tu.
¡Puto destino, putas
coincidencias!
De igual manera que te quedas mirando los
escaparates de las tiendas de bebes con angustia y pánico cuando tu novia te
dice que le tenía que haber venido la regla hace casi dos semanas, Teo estaba
pasando justo por el escaparate de una tienda especializada en trajes de boda
cuando Elena le mandó ese WhatsApp.
"no imagino pasar el resto de mi vida con otra persona que no seas tu." |
Se conocieron una noche en urgencias del hospital de traumatología en Granada.
Ella, enfermera argentina, estaba de guardia
esa noche ayudando al médico que lo atendió. El, técnico en instalaciones
eléctricas, se había escurrido desde la escalera esa misma tarde, mientras
revisaba un poste de la luz en un olivar que limitaba Jaén con Granada, siguiendo
la N-432. La
noche fue larga, radiografías, vendajes, inmovilizaciones con escayola, y
conversación, mucha conversación. Si hay algo que un argentino o argentina se
les da bien es conversar.
Sería el acento, o esos ojos
rasgaillos y la piel morena, o sería “la panzá” de Nolotil que había tomado ya para el dolor, el caso es que
Teo no lo pudo evitar, y pasadas unas horas, le pidió a Elena que desayunara
con él al final del turno de guardia. Elena se quedó callada, algo
ruborizada, no esperaba eso, jamás le había pasado. Y tras un silencio de unos
10 segundos contestó en voz bajita: “¡Vale!”
Han pasado tres años de aquello y
Teo y Elena están más enamorados que nunca, se ven unas tres veces o dos por
semana; lo suficiente para saber que se compenetran y se aman.
Pero amor y compromiso no siempre
van ligados. –“¿Estoy yo preparado para dar el salto?”- se venía preguntando
las últimas semanas Teo. –“¿Y mis cervezas de cada noche con los amigos, y mis
runnings, y mis trasnocheos entre risas, mis series, mis raticos míos,... compensará
tanto sacrificio?”-
Luz verde; lo vi todo claro. -"¡Si, quiero!"- |
De pronto, miró hacía la acera de
enfrente y vio, lo que supuso que eran dos novios, pareja o matrimonio, cerrando
juntos una tienda de alimentación. El cerró con llave la persiana de la puerta,
y al levantarse, se quedó un segundo mirándola, la cogió de la cintura y la besó
durante varios segundos.
-“¡SI, si quiero!”- Le escribió a Elena en un WhatsApp.
Del rojo a verde bastó tan solo
un beso.
ruyelcid
1 comentario:
Un beso puede cambiar muchas cosas. Sentido y sencillo, a la par que creíble. Muy bien, me ha gustado.
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