Quijotes desde el balcón

martes, 2 de junio de 2015

ADIOS NO ES TANTO TIEMPO





 ADIOS NO ES TANTO TIEMPO
(relato de tinte "policiaco")




¡Dime ADIOS y viajaré contigo para siempre!

                                   



De nuevo corriendo por Atocha. El AVE ya había anunciado dos veces su salida de las 8:00 a. m. dirección a Córdoba, y casi de un salto, como en las películas de su niñez, se subió a trastabillas a aquella belleza de ingeniería que cogía cada semana para salir y volver a su ciudad natal.

Llevaba dos años ya trabajando en los laboratorios de aquella famosa firma de cosméticos en la capital. Pero las grandes ciudades, a pesar de disfrutarlas, le habían causado siempre algo de agorafobia; estrés, horarios, metros, ruidos, frialdad, etc. En pocas palabras ¡Qué no le gustaba aquello como para poner el huevo allí!
Por suerte, y no sin tiras y aflojas, le sacó a la compañía la estancia en un modesto hotel del centro, de lunes a viernes. Y, es que su currículum le precedía como un diamante, acabando de ser pulido, al que no había que dejar escapar.

Aquél trayecto era pura rutina; periódico, algo música clásica en el iPod, un café cargado y para poco más daba una hora y cuarenta y dos minutos.
Pero aquella mañana ese clon de Melanie Daniels de rasgos británicos cargada de buen porte, elegancia y orden (a primera vista) se sentó junto a él.

- Disculpe. Perdón por molestarle ¿Nos sirven el desayuno o hay que ir al vagón cafetería?

- ¡No, no, tranquila, ahora vendrá una azafata y le preguntará si desea algo! Es lo normal.

Aquel olor a perfume suave pero de esos que duran veintisiete horas si hace falta, quedaría archivado en su excéntrico corazón para siempre.

- ¿Va usted para Córdoba o va a finalizar el trayecto en Sevilla? – le preguntó tras un cortés silencio protocolario.
- Voy para Córdoba, hoy toca caminar entre naranjos y faroles- Le contestó la rubia con un perfecto español, pero sin intentar disimular su acento británico.

 - Como ha podido comprobar usted en mi acreditación y en mis carpetas, trabajo para Lonely Planet. Tengo asignado el sureste de Andalucía.

 - Un Earl Grey con la leche aparte -. Le contesto a la azafata de forma matemática.

 - Un café con leche – pidió él. Pensando ya en la tostada de aceite de oliva y tomate del bar de Juan, en la esquina de su calle.

Los giros de cabeza y las miradas de reojo del joven químico hacia la majestuosidad y porte de la rubia, imantados por el olor de su perfume (materia en la que él nadaba como pez en el agua pues en su trabajo se enfrentaba a constantes encuentros olfativos) se incrementaban a cada kilómetro de trayecto.

Luís o su mente cazó un par de veces a Nathalie mirándolo. Era el momento, algo había que decir para igualar aquella batalla gestual, y justo cuando aquel moreno cordobés a leguas iba a hablarle tocando su mano con la suya, el bellezón de guía turística que viajaba aquella mañana con él se levantó y dijo:

 - ¡Disculpe, voy al baño! ¡Necesito despejarme!

 - ¿Despejarse de qué? – pensó Luís mientras sin pensarlo se levantaba a unos pocos segundos de ella.

La siguió hasta el baño y cuando ella estaba dando un empujoncito a la puerta interior para cerrarla el, rápidamente la atrancó con su pié a la vez que empujaba la puerta sujetando la cabeza rubia perfecta de la británica y colocando un trapo que llevaba en el puño bruscamente en su nariz. Fue inmediato.

- ¡Hombre Luís! ¿Otra vez por aquí? ¿Lo de siempre? Me acaban de traer un aceite de las primeras moliendas con un amargor riquísimo. Ya veras.

- Gracias Juan tenia ya ganas de tostada hoy, el viaje ha sido un poco ajetreado y no me he tomado ni el café a gusto.-


- ¡Juan, Juan, Dios mío, menos mal! -Le gritaba su madre desde la ventana. ¿Has visto las noticias de última hora? Se acaban de encontrar una mujer muerta en el servicio del AVE. Otra vez en el mismo sitio y de la misma forma que aquél día que te fuiste a Madrid hace dos años. Menos mal que te veo, me he asustado muchísimo.

En las portadas de todos los periódicos nacionales se leía al día siguiente la noticia:

Asesinada una guía de la famosa agencia Lonely Planet en el AVE (Madrid – Córdoba). 
Mismo modus operandis y mismas señas de identificación que en el asesinato de hace dos años. Un pañuelo en blanco y una nota de papel con sangre de la víctima en la que se puede leer “Good bye”.



Gracias al certamen GRANADA NOIR 
(por "re-ponernos" las pilas)

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