Quijotes desde el balcón

miércoles, 30 de septiembre de 2015

"Pues si, Matias, ..." (Rafa Vera) (Relatos 5º Aniversario EAYA. Tema "aniversario")




"Pues si, Matías. ¡Más quisiera yo haber venido a ver el partido del sábado! Pero con la mierda del cumpleaños no hay manera de que lo dejen a uno en paz. 90 abriles, si, un número redondo. Pero número al fin y al cabo. ¿Y si los años tuvieran 300 días, o 400? Bueno, no tendría sentido, pero en fin, que no me han dejado parar entre unos y otros.

Primero los niños, los cuatro. ¿Tu te crees que con 90 años tiene uno ganas de fiesta? Pues según ellos si, por sus santos cojones que teníamos que salir a comer fuera. Ya  sabes que yo soy como soy: mi sol y sombra por la mañana, el vínico a mediodía y otro por la tarde tras el paseo. La comida del cáterin, que da gloria verla, y de cena lo que sobre del mediodía. Y los domingos partido, que eso es sagrado. ¿Qué más necesita un viudo de 90 años? Si estuviera aún mi Paquita, todavía, que a ella le encantaba eso de ir cambiando de rutinas. Pero yo ya…




Total, que se me presentan los cuatro. Ya con los huevos negros, y canoso el que le queda pelo, no tienen nada mejor que hacer que vendarme los ojos antes de salir de casa. Dime tu a mi para qué, si no veo tres en un burro. Que me pones a la Bo Derek delante y si no palpo seno me pienso que es la Paquita disfrazada. Total, que la chuminá de ir vendado hasta la puerta de la casa era para la sorpresa de cumpleaños. ¿Y sabes que era? Una mierda de coche de esos que hay ahora, de los de sin carnet. Para gilipollas, vamos. Y encima más pequeño que mi rabo. Disimulé como pude, y casi más me costó no meterle dos hostias a cada uno.
Evidentemente los niños no iban a venir solos. ¿Para qué? Mis nueras llevándome al coche como si fuera parapléjico, cogiéndome por todos lados para que no me cayera. Y los nietos, los diez jinetes del apocalipsis, nada más que dando por culo para que les diera un paseo en el coche nuevo. ¿Coche nuevo? ¡Puto huevo! Si apenas si quepo yo. Como lo use para ir a comprar tengo que echar las bolsas en la baca.

Con lo que yo he sido, ¡Que tengo hasta el carnet de tanque! Que me pegué una mili de chófer que aquello era de puticlub en puticlub y de taberna en taberna. Motos, coches, autobuses, el camión del Jiménez… de todo en conducido yo. Anda que no nos pegamos juergas con la Sanglas la Paquita y yo cuando éramos novios, ¿Te acuerdas? Que aquello lo metías campo traviesa y carrileaba mejor que las orugas. Pues nada, como el del psicotécnico es tonto y me quitó el carnet, ahí están mis hijos, más tontos si cabe, regalándome un secador de pelo con techo que no sirve ni para esconderse detrás.

Pasó… pues lo que tenía que pasar: los nietos se metieron dentro, menos mi Lucía, que es la más tranquila, y al final consiguieron empotrar el mierda-coche contra la cerca de la huerta. A tomar por culo los tomates.

Después a comer: “a un restaurante bueno y caro, pero con sitio para los niños” decía mi Pedro. Pues mi casa es mejor, más barata y, por fortuna, no hay sitio para niños. Pero ya sabes: a callarse y poner buena cara. Después de la comida, que me controlaban cada grano de sal y cada gota de vino que intentaba meterme en el cuerpo, se lían los pamplinas con los cubatas. Y yo mirando la hora. O intentándolo, que el teléfono este que me han regalado tiene más tonterías que el baúl de la Piquer. Las cinco. Las seis. Las siete. Y los mamones hinchándose de Larios mientras me perdía el partido. Menos mal que mi Atletic juega hoy, que si no, no respondo.

Por fin esta mañana ya se han ido todos. La casa me la han dejado hecha un cristo, pero el lunes viene la Claudia, que es más apañada que un jarrillo de lata, y lo pone todo en su sitio. Que maja la muchacha, si yo tuviera setenta años menos…

Pero lo importante es que ya ha pasado todo, un día de locos, pero un día al fin y al cabo. Y ahora si, como está mandao, estoy aquí con mi Matías. ¡Tú sí que eres de la familia, hostias! Que miras por mí y echas una mano cuando hace falta. No como esos energúmenos que vienen un par de veces al año y hacen bueno hasta al Gadafi.

¡Manolo! ¡Ponte otros dos quintillos, que esta corre de mi cuenta! Matías, amigo, no sé cómo pagarte tus consejos. Ha sigo genial la idea de cambiar el cumpleaños en el Facebook al día de antes. Los muy gilipollas no saben ni cuando nació su padre. Así que venga, tírale a la cerveza que vienen frescas. Y ahora callaico, que empieza mi Atletic."

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