Quijotes desde el balcón

domingo, 30 de septiembre de 2018

Undécima escena

por Mari Carmen Arenas

Así es, Roi, me he enamorado. Hasta las trancas. Lo supe en el momento en que la vi marchar en ese maldito coche. No pude hacer nada para detenerla, estaba tan decidida... Además, ¿Quién soy yo para cortarle las alas? ¿Quién soy yo para poner barreras o límites a sus sueños? Jamás olvidaré éste verano. Ni podré olvidar su risa floja, esa que soltaba después de hacer el amor, o la estela empolvada que dejaba su perfume mezclado con el olor a tabaco.

¡Le quedaba tan bien! Y esos labios... ¡Jamás me habían besado así! Pero ya ves, tenía que dejarla ir y, con ella, se han marchado muchas cosas. Ahora me quedan los recuerdos, los sentimientos y el consuelo de verla y escucharla en sus películas. Es que, joder, ha sido como un sueño: la he tenido en mis brazos, he acariciado su pelo y he besado sus labios. Lo ha significado todo para mí durante estas semanas. Y yo... Yo para ella solo seré un ligue más. Un número más en su lista de conquistas. Esa mujer ha conseguido sorprenderme a mí misma ¡Yo, que quería casarme con Félix, el hijo del carpintero, y tener cuatro hijos! Pero no, eso nunca pasó y jamás pasará. Roi, el amor llega cuando y con quien menos te lo esperas. Te golpea, zarandea tu vida y rompe todas tus ideas preconcebidas. Cuando te enamoras de verdad los prejuicios se van a la mierda y descubres que lo único que te importa es la felicidad de la otra persona. Porque es eso, nos enamoramos de personas. Y de los momentos que pasamos con esas personas...
- ¡Corten! Samantha, has estado sublime, eso era lo que quería, ver la emoción en tus ojos. Pero... te ha faltado más complicidad con el gato, tienes que acariciarlo más y mirarlo a los ojos, como si te estuviese entendiendo. Imagina que es tu mejor amigo y haz que los demás también lo sintamos. ¡Ya casi lo tienes! -el director da la orden de rodar la escena por undécima vez y todo el mundo se pone manos a la obra. 
Samantha, que ha repetido el texto hasta la saciedad, sigue emocionándose a cada palabra. Es lo que pasa cuando, en cierto modo, lo que dices se parece mucho a lo que en verdad sientes y ocurre, también, cuando te enamoras de tu compañera de reparto y te gustaría que la historia de la ficción estuviese sucediendo en la realidad.

No hay comentarios:

Archivo del Blog